Roger Deakins: “Cada secuencia de 1917 fue un verdadero reto”
Entrevista exclusiva
Vía telefónica
Maykoll Calderón
@SoyAlPacine
Roger Deakins es una leyenda viviente del cine, el director de fotografía más influyente de la actualidad, con 14 nominaciones al Oscar en su haber y un triunfo. Su más reciente trabajo en 1917 ha sido muy celebrado y muchos lo dan como favorito a esta edición del Premio de la Academia.
Deakins parece la persona ideal para llevar a cabo el reto de trabajar junto al director Sam Mendes para lograr que 1917 sea filmada como si se tratara de una sola larga y continúa toma. Precisamente conversamos con él para hablar sobre todos los desafíos que encontró en esta película:
Cuando Sam (Mendes) te llamó para 1917 y te dijo que quería filmarla como si se tratara de una sola toma sin cortes, ¿qué te hizo pensar que en esta película eso funcionaría y era adecuado?
Era una historia que estaba concebida para ser contada en tiempo real, siguiendo a estos dos soldados en un viaje en el que no pueden detenerse. Hacerlo de esa manera le daba al público una experiencia distinta así que tenía sentido animarnos a hacerlo como lo hicimos.
Una de las cosas que más me impresionó de 1917 fue la transición de la luz, como la acción inicia de día, pasa por cuevas, interiores, la noche, el efecto del agua en la iluminación y finalmente la luz de día de nuevo. ¿Haber logrado todo eso es uno de los mayores logros en tu carrera?
No lo sé, ¿quién soy yo para juzgar eso? Pero es interesante que menciones lo de las transiciones de la luz porque para mí fueron un enorme desafío en esta película. Tuvimos que mantener una consistencia en la luz para pasar de la tarde, la oscuridad de la noche y luego a la luz del día nuevamente. Fue un gran desafío pero tú sabes, en este trabajo hay que romper algunas cosas para que funcionen.
Cuando leíste el guion y hablaste con Sam sobre 1917, ¿ubicaste alguna escena en específico que pensaras iba a ser muy difícil de ejecutar?
No particularmente, cada sección de la película venía con sus propios retos, y lo que terminábamos decidiendo con Sam era cuál de todas debían estar enfocadas en las actuaciones y cuáles funcionaban mejor para contar las cosas que le sucedían a estos soldados, y eso mucho tenía que ver dónde se desarrollaban estas escenas, y cuando era necesario hacíamos cambios. Lo complicado era decidir cuánto debía durar cada una de estas secciones y que la narración no se vea afectada. La idea era que cada toma sea lo más larga posible pero no queríamos hacerlo sin considerar cuánto afectaba al conjunto. Al hacer eso de pronto te encontrabas con retos distintos. La secuencia en la trinchera fue muy difícil, igual que la del río o cuando había que cruzar el puente… incendiar la iglesia de noche y capturar esa luz fue complicadísimo también.
Has trabajado con Sam Mendes en tres películas (Jarhead, Solo un sueño y 007: Skyfall) e imagino tienen una relación laboral muy cercana. ¿Crees que era necesario ese nivel de confianza para lograr lo que lograron con 1917?
Así es. Haber trabajado juntos permitió que desarrolláramos una relación de confianza mutua. Que hallamos empezado con Jarhead fue muy importante porque prácticamente toda la película se hizo con cámara en mano y para eso tuvimos que ensayar mucho. Y con esa experiencia previa sabíamos cómo encarar 1917, pues teníamos que planificar y ensayar todo hasta el más mínimo detalle antes de filmar. Técnicamente son experiencias distintas pero emocionalmente se puede sentir la conexión entre la cámara y el sujeto, y en ese sentido es algo muy similar.
Tienes una carrera impresionante, tus trabajos con los hermanos Coen, con Sam (Mendes), tu Oscar por Blade Runner 2049… El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford es una de mis películas favoritas y en parte es por la fotografía. ¿Eres consciente de tu propio legado?
No, yo solo quiero hacer mi siguiente película (risas). Mi objetivo siempre fue hacer mi trabajo, me encanta hacer películas, así que no pienso tanto en lo que hice, sino en cuál será la siguiente película, el siguiente desafío.
Este año he sentido que algunos directores han sabido usar los efectos especiales en beneficio de sus historias. Así como en 1917, ha sucedido lo mismo con El Irlandés y en Ford v Ferrari. ¿Crees que se puede iniciar una tendencia con esto, o aún son demasiados los directores que prefieren usar los efectos especiales por espectáculo y no como una herramienta para la narración?
En general hay un abuso de efectos especiales en las películas. En 1917 tratamos de hacer lo máximo posible con la cámara, construir lo máximo posible en las propias locaciones, y dejar el menor espacio para los efectos especiales porque eso permiten que se sientan más integrados y creíbles. Porque en general se llega a un abuso de los efectos y estos nunca van a tener la textura de lo real, por eso deben usarse de manera inteligente e integrándolas a momentos y contextos que los hagan verosímiles. No he visto aún efectos especiales tan desarrollados como para engañar al ojo humano.